La chica se subió a la máquina del sexo y hubiera sido extraño que sus suspiros no hubieran sido escuchados por el chico de los tatuajes. Ella no se privó de seguir botando, así que él decidió meterla también en su boca. Y luego folló más en diferentes posiciones, en el pasillo y en las escaleras.
¡Es como el café y la leche! Es una gran pareja. Cómo se las arregló el chico para metérsela en semejante coño y follársela suavemente y no con fuerza, ni siquiera lo sé.